Esta vez ha sido más especial, era una celebración familiar...
Los preparativos empezaron como siempre: cortando, doblando y dando forma a las piezas de papel
de los colores que iba a utilizar.
Y a medida que estaban preparadas, sólo había que hacer los detallitos.
Todos tenían un tema en común: la Primera Comunión de Miguel.
Y él tenía algo que decir: tenía que aprobar la idea...
Tenía que ser algo que tuviera que ver con la celebración, algo que le recordara este día tan especial, y con contenido... ya sabéis "La belleza está en el interior". En este caso, pensamos que el pan de ángel era una buena idea.
¡Y dio su aprobación!
Después el cartelito, también en papel, con los bordes cortados en forma de onda, esta vez de dos colores y con un toque "a mano" con un bolígrafo de plata.
Se empaqueta todo bien, adornado con una cinta de organza, de colores diferentes, para dar más color.
Y ¡ya está!
Ahora sólo hay que preparar la cesta para llevarlo todo y, sobre todo, que no se caiga.
Un detalle muy especial para un día único. ¡Qué más se puede pedir!